Nos
fuimos por separado. La verdad, es que si Cristy nos viese juntos
pensaría de que estaríamos juntos. Llegué un poco mas tarde que
él.
-Hola-
-Hola-puse
sonrisa falsa
-¿Dónde
has estado?-
Miré
a Carlos preocupada y Carlos también.
-Ha
ido a dar un paseo-dijo Carlos metiéndose en la conversación.
-¿Cómo
lo sabes?-
Todos
miraban a Carlos. Hice señas a Carlos a escondidas
-A...por
un anillo de boda-
-Ah,
vale-
Subí
a mi habitación y Carlos detrás de mi.
-¿Por
qué has dicho lo del anillo?-
Le
miré
-Bah,
no importa-
-Por
eso he venido detrás de ti, para que me lo expliques-
-Carlos,
¿te gusta?-
Me
miró preocupado
-No
lo sé, tengo un cacao mental-
-¿Y
para que te vas a casar con ella?-
No
tenía respuesta.
-¿Querías
darme celos?-
-No,
no, no es eso-
-Ah,
es verdad, si estuve secuestrada. Por eso no te importo-
-A
ti te gusta mucho meter leña al fuego, ¿verdad?-
-¡Bajad!
Voy a preparar unos cafés – dijo mi hermana Fátima desde a bajo
Miramos
hacia la puerta
-Mejor,
no quiero seguir con esta conversación-dije cabreada
{…}
Bajamos
abajo y estaba la mesa puesta con unos cuantos cafés. Nos sentamos
todos. Me senté en frente de Carlos y Carlos se sentó al lado de
Cristy. Le miré con asco.
-¿Carlos,
quieres azúcar?-
-No,
si no le hace falta, ya tiene demasiado almacenado-dije dando un
sorbo a mi café. Le miré malvadamente.
Fátima
llegaba con los pasteles y me los tiró encima.
-¡Me
cago en la puta! Que la camiseta es nueva-
-¡Ay!
Qué pena. Que suerte que tengas muchas más-dijo en tono irónico.
Le
miré a mala gana. Y él hizo lo mismo.
-Carlos,
¿has visto alguna vez a una persona metiéndole una hostia? ¿Quieres
saber si duelen o no?-
Carlos
me miró malvadamente.
Esto
iba a terminar mal, fatal, mejor dicho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario